En los talleres de Medicina Narrativa que estamos realizando, una de las propuestas dada a los participantes (médicos, nurses, enfermeros) es escribir a partir de motivadores tales como:
"cuando yo era niño y fui al médico", crónica periodística con un hecho médico, poesía, cuentos
Se tuvo la opción de trabajar en grupos o en forma individual, la mayoría optó por grupos
A continuación compartimos algunas de las producciones de los mismos.
Poema
fonético pediatro diabético
- Perdón, ¿cómo
dijo que se llama?
Su problema seguramente sea pancreático,
no crea que es esquizofrénico, ni dramático.
Pero por ahora no insulínico
-
Perdón, ¿cómo dijo que se llama?
Resumiendo su problema será:
vasculopático, enteropático,
o sindrómico nefrítico,
aunque …pensándolo bien…
también
hemipléjico, músculo esquelético.
Pero,
¿sabe qué?
Este análisis clínico no es súyico,
Perdón,
¿cómo dijo que se llama?
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Mezcla
de ciencia, técnica y adivinanza
la medicina
también es una chanza.
Ataca
la enfermedad con valentía
y gana
batallas con alegría.
Pero
pierde la guerra, pierde la suerte,
cuando
la última batalla,
la
gana la muerte.
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- -
Me voy a
la escuela, mamá, ¿qué me pongo?
Me gusta
tu mirada, viva, clara.
La brisa
suave les recordó que ya debían partir.
-
Si, ya
me voy de la escuela, me voy a jugar.
Mi
corazón se libera con tu risa y carita.
…Y en las
colinas se veía el rosa del atardecer.
-
Ya se
oculta el sol, mama me espera, tengo que volver.
Y
sin querer, a veces lloro, pensando en el atardecer.
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Aquí me pongo a cantar
al compás de la glicemia,
que aquél que de su nivel goza
en demasía en la sangre,
vive sufriendo de hambre
adelgazando y meando a bochas.
* *****
Hoy falleció en la paz del
Señor, Milagros.
Se festeja la liberación de
ese ser que supo, a pesar de estar atrapado en un cuerpo que no lo merecía, ser
feliz.
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Qué bueno es estar a veces enfermo,
disfrutar de la cama, la lectura,
la radio o de la que nos gusta.
O del tiempo para pensar y estar acompañado.
No es tan malo enfermar de vez en cuando,
si uno es capaz de disfrutar
aunque sea por un rato, de un
dolor.
*
*****
Eran otros tiempos… La Dra. Liberman… era raro, pero medía
como yo (en ese momento)…pero era ella la que mandaba; no me dejaba usar la parte
de arriba del traje de baño porque se debía tomar mucho pero mucho sol en
verano, para evitar resfríos en el invierno. Pero lo más fabuloso es que a ella
le debo mi presente.
Resulta que yo tenía dificultades para conciliar el sueño, valorada
por una psicóloga, aconsejó psicoterapia. Según mi madre era por “exceso de
responsabilidad”, a lo que mi pediatra contestó:
-
Déjela señora, que si es responsable va a llegar
lejos.
Y lo más interesante es que tenía razón, logré formar una
familia, tengo mi título universitario y dos postgrados. Eso sí…sigo sin
dormir.
*****
Mi doctor se llamaba “Pacheco”, el nombre ya genera, de
pòr sí, malos recuerdos…
Recuerdo la sala de espera, la ansiedad que se generaba,
el llanto que fluía desde el consultorio y aumentaba la ansiedad. El olor a
alcohol que inundaba la habitación, la espera se hacía interminable. La
enfermera que salía a cada rato con algo en la mano, que uno imaginaba era lo
causante del llanto del otro.
La única alegría era escuchar el sonido de la campanita de
la puerta, la que avisaba la llegada o salida de alguien, y que también
anunciaría nuestra partida.
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